Y por si algún desconfiado ó terco ó maliciosillo no creyese lo que tan llanamente digo, ó exigiese algo de juramento para creerlo, juro y perjuro que no existo; y al mismo tiempo protesto contra toda inclinación ó tendencia á suponerme investido de los inequívocos atributos de la existencia real. Declaro que ni siquiera soy el retrato de alguien, y prometo que si alguno de estos profundizadores del día se mete á buscar semejanzas entre mi yo sin carne ni hueso y cualquier indivíduo susceptible de ser sometido á un ensayo de vivisección, he de salir á la defensa de mis fueros de mito, probando con testigos, traidos de donde me convenga, que no soy, ni he sido, ni seré nunca nadie