En Amistad funesta se da la impresión de un mundo tan límpido que la más mínima mácula haría transgredir las leyes de la vida. José Martí no trata de fundir lo estético y lo moral, para él la belleza y las virtudes humanas son una misma cosa una relación extendida a la materia y el espíritu. Se siente obligado a emparentar las dos categorías como si una dependiera de la otra. |